24 AL 26 DE OCTUBRE DE 2014
HOTEL SOL DE ORO | LIMA, PERÚ
VIII JORNADAS DE LA NEL
CITAS Y REFERENCIAS

Citas y referencias (Comentarios)

Comentario a citas de Jaques-Alain Miller
Mayra de Hanze

"La puerta de su última enseñanza viene a abrirse con la concepción del goce femenino como principio del régimen del goce".
"Aquello que (Lacan) llegó a entender por el sesgo del goce femenino, lo generalizó hasta transformarlo en el régimen del goce como tal".

Efectivamente Miller en su clase V del seminario "El ser y el Uno", precisa que Lacan ubica el goce como tal, al goce no edípico, el goce concebido en tanto sustraído, fuera de la maquinaria del Edipo, es el goce reducido al acontecimiento del cuerpo, es decir, no es acontecimiento del lenguaje y por tanto haciendo objeción a la dialéctica.

Recordemos que el goce edípico es aquel que debe ser rechazado para ser alcanzado, es el goce que debe pasar por un no, prohibido en primer término, para ser luego positivizado, permitido. Este es el goce que responde al Nombre del Padre. Está permitido en la medida que pasa primero por el "no" de la prohibición.

Lacan no desmintió la incidencia de la interdicción para el goce propio de la mujer, pero aisló una fracción de goce que no responde al esquema susceptible de ser resumido en términos de rechazar para alcanzar, donde la interdicción es una etapa en el camino de la permisión.

Aisló de este modo un goce insimbolizable, indecible, que guarda afinidades con el infinito, que no fue triturado por la maquinaria "no-si".

Es por este sesgo que podemos entender la vecindad entre goce femenino y psicosis sostenida en la expresión de Schreber: "Sería maravilloso ser una mujer que padece el acoplamiento".

Por esta misma vía recordaba la expresión de Lothar Berfelde devenida Charlotte von Mahlsdorf: "Yo soy mi propia mujer" que corresponde al título de sus memorias, publicado por TusQuets en primera edición el año 1994.

De un modo más poético tengo presente la escritura de Vladimir Maiakovski, como aquello que resiste a este goce femenino.

…Si lo desean
Comeré carne hasta ponerme rabioso
Y como el cielo, mudaré de tono
Si lo desean
Seré impecablemente tierno
No un hombre
¡Si no una nube en pantalones!

En su muy última enseñanza Lacan generalizó lo que alcanzó a entrever lo del goce femenino para generalizarlo, este alcanzaría también al reparto masculino, de ahí que podamos decir: "Lo femenino no sólo es asunto de mujeres".


Comentario a una cita de Lacan
Angela Fischer

"Ese goce que se siente y del que nada se sabe ¿no es acaso lo que nos encamina hacia la ex-sistencia? ¿Y por qué no interpretar una faz del Otro, la faz de Dios, como lo que tiene de soporte al goce femenino?".
Lacan, J., Seminario 20, Aun, Buenos Aires, Paidós, 1981. pp. 92-93.

Lacan en el Seminario 20 Aun, desarrolla -la no relación sexual- a partir de sus elaboraciones sobre la sexualidad femenina, sobre el goce femenino, que le permite afirmar - no hay relación sexual -, porque uno de los términos, -la mujer- no hay cómo nombrar a la mujer sin que se la mal-diga, es decir que solo se la puede nombrar desde el lado masculino, del lado fálico, por lo tanto se la mal-dice .

Lacan, al situar como ejemplo del goce no todo, no todo articulado a lo fálico a la experiencia de goce de los místicos, dirá la mayoría mujeres pero no todas, como es el caso de San Juan de la Cruz, Lacan está tratando de encontrar una lógica, para poder dar cuenta de este goce que se siente y del que nada se sabe, que no se sepa no significa que no se presente, como se aprecia en la experiencia de estos místicos. Lo que podemos resaltar en relación al tema de nuestras Jornadas, es que la experiencia mística evidencia un Otro como radicalmente Otro en el goce femenino. Y como muy bien señala M. Barros al respecto del goce místico, dice "Una instancia que es extima al universo de los dichos, porque su esencia reside en ser una pura enunciación y no en el valor de su enunciado. Es a eso a lo que Lacan se refiere varias veces en aun cada vez que habla de la ex -sistencia. El goce de una mujer se soporta en la fuente de la que brota la palabra en acto."

La mujer tiene distintos modos de abordar el falo "…el ser no toda en la función fálica no quiere decir que no lo este del todo. No es verdad que no este del todo. Esta de lleno allí. Pero hay algo más" Lacan S. 20

Hay para una mujer algo más, algo más allá de ese lugar de objeto a por el que es tomada según el fantasma de su pareja, algo que aloja su ser femenino y lo cual el hombre debe consentir, aceptar que sea Otra radicalmente extranjera para él. Es esta dimensión que se aprecia en la experiencia mística, "esa palabra que viene del Otro que nos hace gozar porque incide en nuestro cuerpo " M. Barros.


Comentario a una cita de Lacan
Susana Dicker

"…el masoquismo femenino es un fantasma masculino… En este fantasma, y en relación a la estructura masoquista imaginada en la mujer, es por procuración como el hombre hace que su goce se sostenga mediante algo que es su propia angustia. Es lo que recubre el objeto. En el hombre, el objeto es la condición del deseo. El goce depende de esta cuestión. Ahora bien, el deseo, por su parte, no hace más que cubrir la angustia.

Para la mujer, el deseo del Otro es el medio para que su goce tenga un objeto, si puedo expresarme, así, conveniente. Su angustia no es sino ante el deseo del Otro, del que ella no sabe bien, a fin de cuentas, qué es lo que cubre (…) en el reino del hombre siempre está presente algo de impostura. En el de la mujer, si hay algo que corresponda a esto, es la mascarada".

Lacan, J, El Seminario, Libro 10,
La angustia, Paidós, Buenos Aires, 2006, pp 207-208

Esta referencia del seminario: "La Angustia", en la que Lacan pone en juego angustia, deseo y goce a partir de la originalidad de su afirmación: "el masoquismo femenino es un fantasma masculino", nos permite hacer el pasaje desde un Freud que en "El problema económico del masoquismo" ubica el dolor en el centro del ser de la mujer, a un Lacan que, interrogado por el goce femenino, irá más allá de la lógica freudiana.

Uno de los nombres para ese pasaje es el "goce de la privación", que desarrollará con posterioridad a este seminario. Con él descentrará ese goce femenino del registro del masoquismo para subrayar una posición en la mujer cuando se identifica al objeto de la fantasía perversa masculina. En ese goce de la privación- que tan bien es confundido con una posición masoquista- tenemos la conjunción entre amar la falta y gozar de ella. Aquí encontramos ese goce particular en una mujer cuando se despoja del tener para fabricarse un ser: dar todo por un hombre para ser toda para él. Allí donde valora más en hacerse un ser, que en tener. Un goce de la privación… para ser.

En "la comedia de los sexos" que vela la "no-relación sexual", una mujer puede consentir en ocupar el lugar de objeto causa de deseo para un hombre, como un destino posible para la feminidad, aunque ese lugar al que es convocada sea el de partenaire "masoquista".

Posición que nos acerca otro nombre para lo que en un momento fue "masoquismo femenino" y es el de "estrago", allí donde algunas mujeres consienten al fantasma de un hombre y - si se trata de asegurarse el goce del Otro- ponen el cuerpo en una conjunción de dolor y humillación, en una relación especial con un goce donde se pierde toda medida fálica.

Es lo que E. Laurent[1] define como "falsa solución del masoquismo femenino" cuando quiere asegurarse un lugar en el fantasma del hombre. Y dice falsa porque la salida femenina tendría que ir por el lado de "la mascarada", presentarse en su valor fálico pero sin adherirse a esa identificación imaginaria; es decir, no creer en el semblante mismo que ofrece. Se trata de "saber operar con nada", simbólicamente, para hacerse Otro para un hombre y, así, acceder a lo que Lacan define como "hacerse Otra para sí misma".

Notas:

  1. Laurent, E (1999): Posiciones femeninas del ser, p 86, Edit. Tres Haches, Bs As, Argentina.

Comentario a una cita de Lacan
Clara Holguín

"El goce que se siente y del que nada se sabe ¿no es acaso lo que nos encamina hacia la ex – sistencia? ¿Y por qué no interpretar una faz del Otro, la faz de Dios, como lo que tiene de soporte al goce femenino".
Lacan, J., Seminario 20. Aun, Buenos Aires, Paidós, 1981, p., 93

La cita extraída del Seminario Aun, establece de entrada una relación entre el goce femenino y Dios. Destacamos tres aspectos en el enunciado:

-El goce que se siente y del que nada se sabe.
-el goce como aquello que encamina hacia la ex – sistencia
-La interpretación de una faz del Otro, una faz de Dios, como lo que tiene de soporte al goce femenino.

El goce femenino no es del orden del saber. Se siente. "Hay un goce de ella, de esa ella que no existe y nada significa. Hay un goce suyo del cual quizá nada sabe ella misma, a no ser que lo siente: eso si lo sabe"[1]. Compete al campo de la experiencia. Así como es imposible de articular por vía significante, no hay forma de apropiarse de él, ni a nivel del fantasma ni del yo.

Sin embargo, su experiencia, como los testimonian los místicos, suscita la creencia de otra cosa, un Dios especial. Un Dios que no se sostiene en la vía paterna, sino en la ex –sistencia de un goce Otro, en tanto que ex – siste a lo simbólico, es decir, está fuera de la palabra y no tiene por causa el objeto a. Goce que no es localizado y por tanto, podemos decir, que es hetero. "El Otro no es simplemente ese lugar donde la verdad balbucea. Merece representar aquello con lo que la mujer está intrínsecamente relacionada……Por ser en la relación sexual radicalmente Otra, en cuanto a lo que puede decirse del inconsciente, la mujer es lo que tiene relación con ese Otro"[2]

El Lacan de los años 70' permite aproximar una respuesta a lo que es este goce, una respuesta que no es una sola, en la medida en que se trata cada vez de "una" mujer. Una por una, es lo que se pone en juego en la experiencia como tal, … la mujer no existe, existe una mujer. Experiencia entonces que va más allá de lo universal que enmarca la lógica del deseo, para apuntar a la experiencia de goce y de satisfacción de la que da cuenta el cuerpo. Solo se goza si hay cuerpo.

Es la experiencia que hace a una mujer Otra completamente de sí misma.

Y como no es solo asunto de mujeres, de este goce suplementario testimonia M. A. Vieira: "Vivir la experiencia de la porción de vida que no cabe en ningún cuerpo"[3].

Notas:

  1. Lacan, J. Seminario, Libro 20 Aun, Buenos Aires, Paidós, p., 90
  2. Lacan, J. Seminario, Libro 20 Aun, Buenos Aires, Paidós, p., 98
  3. Vieira, M. A. Morder el mar. Testimonio de pase presentado en las XXII Jornadas Clínicas de la EOL 24 y 25 de Noviembre 2013.

NEL - Nueva Escuela Lacaniana