24 AL 26 DE OCTUBRE DE 2014
HOTEL SOL DE ORO | LIMA, PERÚ
VIII JORNADAS DE LA NEL
EVA-LILITH
N° 27 | 26 de Septiembre de 2014
Boletín de las VIII Jornadas de la NEL

Lo femenino del goce en algunos fenómenos de masa en la actualidad
Tania Aramburo Guerrero; José Fernando Velásquez

En la actualidad existen algunas agrupaciones sociales que se caracterizan por ser inconstantes, abiertas y efímeras; micromasas que se manifiestan en algunas redes sociales que son fácilmente adoptadas por los adolescentes, y agrupamientos transitorios generalmente alrededor de lo violento. Son algunos de los llamados "fenómenos" de masa contemporáneos.

En el texto de Psicología de las masas Freud plantea tres preguntas analizando los fenómenos de masa que pueden aplicarse a los que se dan en la actualidad. Las preguntas planteadas son: ¿Qué es una masa?, ¿Qué le presta la capacidad de influir tan decisivamente sobre la vida anímica del individuo? Y, ¿En qué consiste la alteración anímica que impone a este último? [1] Y nosotros nos hacemos una cuarta pregunta: ¿Cómo se particulariza el fenómeno de masa contemporáneo?

Algunas redes sociales virtuales en Bolivia y otros países convocan a comunidades que se denominan como "las masas sin control", "los chicos sin miedo", "caníbales", y en ellas se encuentran los pasos a seguir para poder identificarse. Páginas donde incitan a colgar imágenes de acciones violentas como ritos de pasaje y adscripción al grupo, tales como violaciones a compañeras de curso o a menores; grupos de la ruleta del sexo denominadas "sexys y descontroladas" (mujeres adolescentes de 13 - 15 años que publican la forma y la cantidad de relaciones sexuales que tienen al día o en una semana). Otras por el contrario que se nombran como "Bellezas y abstinencia sexual" que determinan la abstinencia sexual como elección y conductas subsiguientes. Como puede observarse, los significantes elegidos por estas micromasas son nombres de goce que hacen alusión al sin límites, significantes que determinan su singularidad y que identifican su pertenencia a este o aquel conjunto.[2]

Los fenómenos de violencia como los linchamientos y el bulling escolar, son actos impulsivos realizados por un grupo de personas que se reúnen a dar con el paradero del autor de un delito. Los individuos reunidos, piensan, sienten de manera diferente de cómo lo harían estando solos. Por más que no coincidan en su modo de vida, en sus ocupaciones o en su inteligencia; en el momento que están reunidos desaparece la personalidad consciente, los sentimientos y las ideas surgen por sugestión y contagio. El individuo deja de ser él mismo, se convierte en un autómata carente de voluntad, es decir, en parte de la masa, la cual es impulsiva, voluble, inestable, inconstante, influenciable y excitable.

En este tipo de fenómenos se pude observar la inexistencia del orden simbólico tradicional, y en su lugar aparece la ley del sin límite, constituida en lo inmediato de la contingencia, la cual canaliza las exaltaciones del grupo. Aparece una pasión que no espera, satisface inmediatamente una necesidad en relación al castigo para el ladrón o violador. La multitud se siente totalmente omnipotente. No existen dudas ni certezas acerca de la culpabilidad del acusado. Alguien de la masa grita; "hay que lincharlos", todos alientan y realizan la acción. Posteriormente al acto existe un silencio pactado, ya que en muy pocos casos se llega a descubrir al autor material y al instigador de la acción.

En las agrupaciones producidas por el internet, en las pandillas y en los fenómenos de bulling y de linchamiento, no se dan relaciones interpersonales regidas por la significación fálica y el yo ideal (como los lazos afectivos enmarcados en una ley prohibitiva que los cobija a todos, o la identificación a un líder). La identificación que se exterioriza es el goce del cuerpo en relación al objeto. El Otro en cuanto simbólico que sostenía el orden social evidencia su inconsistencia para establecerlo, y en su lugar el objeto a, el objeto del goce por fuera del fantasma, asciende a lugar de agente del vínculo social. El comportamiento social adquiere un comportamiento adictivo regido por el imperativo superyoico que ordena al sujeto a gozar.

El que esto se dé entre adolescentes puede corresponder a que las cavilaciones que son propias en esta etapa de la vida, por ejemplo, acerca de la identidad sexual, su identidad política, su consistencia fálica, con las dudas, las fantasías propias, sean económicamente tramitadas por esta vía económica libidinalmente de la identificación. Lo incierto es sofocado por la pertenencia al grupo. Todo lo que le ocurre como sujeto es rápidamente subsumido a una supuesta identidad del ser.

En el malestar de la cultura, Freud sostiene que la mujer se convierte en enemiga de la civilización, puesto que el hombre se encuentra dividido entre lo femenino y la civilización. No hay más que una cantidad determinada de libido y lo que da de un lado debe quitarlo del otro. [3] La mujer se encuentra más próxima al lugar de lo real, hay en ella un vacío que no puede ser velado ni representado por ningún significante. Una fracción del goce femenino que no permite que se establezca un lazo según la tradición y la ley del "para todos".

Los fenómenos de masa mencionados canalizan algo del goce femenino, y como tales se oponen a los semblantes tradicionales de la civilización. Ese goce que se expresa en el fenómeno social es singular, distinto a lo ideal y a lo predecible, es contingente. Son formas de lidiar con el desencuentro, todos se encuentran en el mismo lugar, con el mismo objetivo, pero cada uno solo con su goce.
Notas:
  1. Freud, S. "Psicología de las masas y análisis del yo". Obras Completas, Vln. XVIII. Buenos Aires, Amorrortu, 1976
  2. Agamben, G. "La comunidad que viene". Madrid, Pre-Textos, 1996.
  3. Freud, S. "El malestar en la cultura". Obras Completas, Vln. XXI. Buenos Aires, Amorrortu,

Comisión Editorial Boletín Eva-Lilith

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  • José Fernando Velásquez

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