24 AL 26 DE OCTUBRE DE 2014
HOTEL SOL DE ORO | LIMA, PERÚ
VIII JORNADAS DE LA NEL
EVA-LILITH
N° 41 | 21 de Noviembre de 2014
Boletín de las VIII Jornadas de la NEL

Todavía saboreando el gusto de las VIII Jornadas de la NEL, desde el Boletín Eva-Lilith difundimos para ustedes los textos de las mesas de Arte, de lo Femenino hoy y del Cartel. Que disfruten!

Lo femenino y el cartel *
Ana Viganó

Introducción
Damos inicio a esta Plenaria sobre Lo femenino y el cartel, dando la bienvenida a las integrantes de la Comisión de Carteles que en estos días concluye su labor, comisión que a su vez se ha constituido en cartel en estos 2 años: Mayra de Hanze, Mercedes Iglesias, Mónica Pelliza aquí presentes, y Claudia Velásquez que lamentablemente no ha podido venir.

Agradecemos tanto a la Comisión Científica y organizadora de las Jornadas como al Comité Ejecutivo de la NEL, este espacio inaugural para los carteles -como tema de reflexión-, en esta mesa.

Esta iniciativa que saludamos con alegría tiene su pequeña anécdota de origen, nacida del intercambio con los responsables de carteles de las distintas Escuelas, en el último Congreso de la AMP. Una sugerencia de Eric Laurent dada a otros colegas tuvo una especial resonancia para nosotros y nos dejamos trabajar por ese efecto. La sugerencia: "Hay que darle una presencia real a los carteles en las Jornadas de la Escuela"

No se trata solamente, claro está, de que esa presencia real tenga que ver con nuestra presencia en la realidad de esta sala... aunque ésta sea una buena consecuencia! ¿De qué se trata esa presencia real del cartel que habría que propiciar? ¿Y qué relación podríamos proponerle con lo femenino?

1.- Lo femenino y el cartel
La convocatoria a trabajar lo femenino y el cartel -a pesar de haberla propiciado- nos sumió en un estado de sorpresa. Alguien decía que fue como "poner un signo de interrogación sobre un vacío." ¿El cartel y el goce femenino? ¿El cartel y la posición femenina? Nos llevó un tiempo y muchos rodeos poder decir algo, confirmando una vez más en acto que el saber requiere tiempo, y que sus escansiones son necesarias no tanto para obtener una respuesta última -que no tenemos... por suerte-..., sino para ir mutando el problema inicial.[1]

Encontramos que hay por un lado, cierto rechazo al saber que se inmiscuye en toda pretensión de saber. Por otro, hay algo que se resiste a entrar en la maquinaria de saber. "Rechazo a" y "resistencia de" lo heterogéneo, que habita el corazón del saber, su agujero. Lo femenino es en Lacan un nombre para este agujero que, bordeado para cada uno por las marcas de lalengua, es en sí mismo indecible, pero está habitado por un goce, llamado femenino. Así este goce femenino es uno de los nombres posibles para cierto real que nos agita.

¿En qué cartel pensamos cuando pretendimos articularlo con lo femenino? No en cualquiera, aunque cualquiera podría servir a tal efecto. Hablaré aquí del cartel como dispositivo de Escuela, de formación de los analistas. Llamaré a esto "los carteles que duran", tomando como analogía la expresión que solemos usar últimamente para referirnos a los análisis que implican recorridos considerables.

Se trata del cartel que dura en las Escuelas -es una perspectiva-. Pero también del cartel que dura para los practicantes mismos, tomando la noción de puerta de entrada como un ejercicio que no está solamente al inicio, sino que es el devenir mismo de la formación para los analistas: entrar, es pasar y hacer pasar algo cada vez. Este es uno de los resortes y consecuencias que, entiendo, implica una Escuela del pase.

Los "carteles que duran" dan cuenta de que en la formación hay un punto de fuga y que esto complicaría pensar en un "final de carteles" como dispositivo. Un cartel, cada cartel, se termina. Los carteles que duran son un dispositivo de formación que se sostiene en el tiempo.

2.- Sobre el saber y su agujero
Miller dice que uno de los usos del cartel -no el único sino el que él hace-, está en relación con el saber: "El cartel no me ha interesado nunca más que con propósitos de saber"[2] ¿De qué saber se trata? Encontramos al menos 2 modos del saber que nos interesan.

Tenemos la vertiente de saber que articula el S1 y el S2, es decir el saber que da sentido, cuya temporalidad característica es la retroacción. El efecto es el de encontrar un saber que, aunque no sabido, aparece como ya escrito, y para el cual el lugar del Otro es fundamental para obtenerlo. Un saber que está y que hay que alcanzar; un saber que hace carrera. Una gran parte del trabajo en carteles puede -es esperable, incluso necesario-, situarse en esta perspectiva que supone un cierto progreso.

Pero, en la propuesta misma sobre el cartel, Lacan objeta esta dimensión: "No hay que esperar ningún progreso, a no ser el poner a cielo abierto periódicamente tanto los resultados como las crisis de trabajo."[3] En el cartel se tratará de un saber que no progresa sino que se expone, se demuestra, periódicamente. En todo caso, ése es su modo de progreso.

Esta perspectiva nos orienta hacia esa otra definición de saber que en Lacan es clave al final de su enseñanza. Un saber "que no pasa por esta aportación de sentido"; un saber, "como pura iteración del S1", es decir, una identidad de sí mismo que se mantiene y constituye el fundamento mismo de la existencia."[4] Saber que sería no dialéctico -se trata del S1 solo- pero aún así es significante dando cuenta de una alteridad misma del orden significante.

¿Puede el cartel dar lugar a alguna elaboración de este tipo de saber, más propia de un recorrido analítico?

Si pensamos en los carteles que duran en el tiempo podemos -no está garantizado- hacer del dispositivo una serie cuya seriedad radique en situar el punto de interrogación que, bajo distintas formas, insiste en los recorridos de cada uno de los cartelizantes.

¿Qué anima en todo caso esta serie cuándo en términos de formación, los carteles se proponen abordar el saber de la teoría psicoanalítica y sus puntos opacos?

Le anima el agujero en el saber alrededor del cual se organiza la Escuela: la pregunta ¿qué es un analista?, tomada desde cualquiera de sus perspectivas posibles. No hay El analista es un nombre para el agujero en el saber del psicoanálisis. Es un nombre entonces, para cierta perspectiva de lo femenino en el psicoanálisis mismo.

Pero el cartel solo comporta un instrumento de formación si está implicada en él la disposición singular al tratamiento de esa pregunta situada sobre un vacío. Si tomamos en serio/en serie esta cuestión, es posible argumentar que tal disposición singular no puede ser sino sintomática, articulada al modo en que cada quien responde al no-todo con el que, en los azares de su historia, se confrontó y se confronta. No es un saber que se descubre, es un saber que se produce, de ahí la lógica precisa del producto que se espera al final de cada cartel y de lo que se produce en el transcurso de la experiencia misma. Tomado en serio/en serie, el cartel es un recurso exquisito para sostener la posición analizante como deseo de saber sobre aquello que se resiste al saber: el de cada uno, el de la propia práctica, pero más aun el del psicoanálisis mismo. Y podríamos decir la serie al revés. No sin cada uno. No sin los otros.

3.- El más-o-menos-uno (como lo llama Miller)
Si avanzamos en esta lógica, este saber -que no se encuentra sino que se produce-, requiere de un orden temporal diferente: el de la contingencia. ¿Es posible introducir la contingencia? Ciertamente no. Es un problema clínico y también es un problema para el cartel. Sin embargo, es posible estar en posición de rechazarla. En este punto para el cartel es crucial la función más-uno. Cito a Miller "El trabajo es suscitado siempre por una llamada, una llamada de provocadores que va a buscar lo que es latente y que llamando revela, véase crea."[5] No el mandato, ni la demanda sino el llamado con el cual se evoca y provoca un sesgo pulsional en juego en toda pretensión de saber.

Consideramos esencial -y lo proponemos como un trabajo a seguir-, revisar a la luz de la última enseñanza de Lacan lo que llamamos la función más-uno. Heredera en cierta medida -Miller ha destacado cómo su nombre evoca esta herencia- de la lógica del todo y la excepción, el desafío es producir un viraje de esta función, un desplazamiento de una lógica a otra en la que "el más-uno no se añade al cartel más que descompletándolo." Miller ha llamado a esto la ascesis del más-uno, aquel que tomando a su cargo la división subjetiva inserta el efecto de sujeto en el cartel pero ¿para qué? Para obtener que "los miembros de ese cartel tengan estatuto de S1 (...) que cada miembro del cartel tenga su propio rasgo, puesto en valor como tal."[6]

Entre tener un rasgo de trabajo y tener el estatuto de S1 -de ese rasgo puesto en valor como tal en la Escuela-, se juega la sutil diferencia entre lo que distinguimos como el automatón del cartel y su contingencia.

4.- Despegue del cartel
Tomaré para terminar una famosa frase de Lacan que permite otra luz sobre la cuestión de pasar de una lógica a otra: "Para prevenir el efecto de cola debe hacerse una permutación, un año, máximo dos."[7] Se ha trabajado muchísimo la perspectiva del efecto de grupo y de cómo contrarrestarlo; también sobre la transferencia en el cartel y la posibilidad de volverla transferencia de trabajo, cuestiones sin duda importantísimas.

Sin embargo me parece que estamos en condiciones de considerar que la introducción de esta cierta prescripción normativa puede responder a otra lógica. Con el tiempo y la permutación no se trata únicamente de evitar el pegoteo con los otros. Se trata de que el dispositivo del cartel introduzca una perspectiva de lo real que permita a los cartelizantes ir despegando el S1 del S2, despejando así la causa que anima su articulación del saber. Despegue que se orienta así por la lógica no de la falta sino del no-todo, descompletando en este movimiento tanto al cartelizante como a la Escuela misma.

Son necesarias unas cuantas vueltas de cartel para que esta dimensión Otra (hétera) se presentifique. Pero aquí estamos y como dije al principio, éste podría ser un momento inaugural. Como retomaba Miller del poeta: "Sepamos qué hora es..."

En estas Jornadas en las que lo femenino en la formación de los analistas es asunto de la Escuela, decimos que es también asunto del cartel en su hora: La hora de que el cartel haga de su real, su causa y la heterogeneidad que le habita, una presencia en la Escuela.

Notas:

* VIII Jornadas de la NEL. Ponencia para Plenaria: Lo femenino y el cartel

  1. Miller, J.-A., Los usos del lapso, Paidós, Buenos Aires, 2005
  2. Miller, J.-A., Cinco variaciones sobre el tema de la "elaboración provocada", Intervención en L'ecole de la Cause Freudienne (Reunión de los Carteles), 11 de diciembre de 1986. Publicado en español en "El cartel en el Campo freudiano. Disponible on line: www.wapol.org
  3. Lacan, J., Desescolaje o Despegue de la Escuela.
  4. Miller, J.-A., El ultimísimo Lacan, Paidós, 2013.
  5. Miller, J.-A., Cinco variaciones...Op. Cit.
  6. Miler, J.-A., Ibid.
  7. Lacan, J., Op. Cit.

 

Comisión Editorial Boletín Eva-Lilith

  • Raquel Cors Ulloa
  • María Hortensia Cárdenas
  • José Fernando Velásquez

NEL - Nueva Escuela Lacaniana