Psicosis
Las psicosis y el goce femenino
Al introducir el concepto de empuje-a-la-mujer,[1] Lacan lleva un paso más lejos la hipótesis freudiana de la psicosis como defensa frente a una pulsión homosexual inconsciente[2]. Dirá que es por la irrupción de Un–padre que se precipita el efecto experimentado por el sujeto como forzamiento en el campo del Otro ("El atolondradicho").
Este empuje hacia un goce ilimitado puede leerse, por ejemplo, en la metonimia infinita del discurso del psicótico, sin capitón; en los casos de ruptura interior del discurso en la psicosis ya desencadenada que arrastra al sujeto al abismo infinito; la vivencia de fin del mundo; en el cuerpo, los sentimientos de disolución, fragmentación, descomposición, etc. Evidentemente, hay una proximidad entre la psicosis y este Otro goce, no-finito, deslocalizado, que invade el cuerpo; no dialectizable con los recursos del lenguaje ni con el fantasma, que se hace presente de modo irruptivo y que Lacan nombró en los términos de un goce envuelto en su propia contigüidad.[3]
Sin embargo, ¿se puede decir que el goce de la psicosis es el goce femenino?
Las psicosis, como no pasó con las psicoanalistas después de Freud, ofrecen testimonio de lo real de la incidencia de lalengua sobre el cuerpo. Pero, ¿de qué tipo de testimonio se trata?
Tomando como paradigma el caso Schreber, podemos decir que su estabilización vía la feminización en tanto ser La mujer de Dios, hace existir a La Mujer en términos absolutos - solución de goce que reconstituye, a modo de un complemento y de manera delirante, el Uno del Orden Cósmico. La invención de un cuerpo de mujer concilia el goce en su cuerpo a través de unaerotización de la imagen en el lugar en que el padre falta, al modo de una práctica transexualista.[4]
Goce que está al servicio del restablecimiento de la estructura imaginaria y que Lacan, en "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis" ubica en la parte superior del Esquema I, en la asíntota que traza en el campo imaginario.[5]
Es esto lo que Lacan retoma 15 años después, en "El atolondradicho", con referencia a las fórmulas de la sexuación, en el contexto de su puntualización sobre el lugar del falo como significante, la situación de la mujer con relación a la castración y su explicación sobre los modos de los que, de acuerdo con dichas fórmulas, depende que un sujeto sea dicho mujer.[6]
Por otro lado, cabe interrogar también las psicosis no desencadenadas, donde son posibles otras localizaciones de goce, con mejores defensas frente a lo real sin ley y que permiten al sujeto soluciones prácticas para su vida, menos mortificantes y en las que el empuje-a-la-mujer no siempre se manifiesta ni promueve una solución al sujeto.
Desde esta perspectiva y en relación con la psicosis, conceptos como los de goce femenino, feminización, empuje-a-la- mujer y Otro goce nos convocan y abren cuestionamientos que guiarán el trabajo de este eje hacia las VIII Jornadas de la NEL.
El grupo de trabajo para el eje de Psicosis está conformado por: Viviana Berger, Lorena Greñas, Adolfo Ruiz, Gabriela Urriolagoitia y Elida Ganoza (coordinadora).
Notas
COMISION EPISTÉMICA
María Hortensia Cárdenas, Jimena Contreras, Elida Ganoza, Johnny Gavlovski, Marita Hamann, Clara María Holguín, Fernando Schutt, José Fernando Velásquez
DIFUSIÓN
Raquel Cors Ulloa